El final de una relación siempre trae más preguntas que respuestas. Toda ruptura amorosa se presenta desde signos simples, quizás imperceptibles al principio, hasta que lo evidente ocupa todo el espacio y acorrala al amor deshecho.
Lucía y Manuel llevan una décadas casados, tienen un hijo de siete años y un vínculo que se cae a pedazos, al igual que la casa que intentan reconstruir en las afueras de Buenos Aires, luego de haber vendido su departamento porteño. Ese paso los lleva a formalizar el distanciamiento, viviendo en casas separadas. Las diferencias que comenzaron de a poco, ahora están a flor de piel. Los deseos por el otro han desaparecido lentamente y cada vez comparten menos tiempo en común. Sólo les queda un último esfuerzo compartido para mantener el espectro de familia que pensaron hace tiempo.
A partir de esta historia, la directora, Anahí Berneri, elaboró un filme cuidadoso, sensible y alejado de las emociones fáciles, sostenido desde las actuaciones centrales de Celeste Cid y de Leonardo Sbaraglia (quienes debieron engordar para interpretar sus personajes de media edad) y con una segunda línea de lujo, en los papeles de madres de la pareja en problemas: nada menos que la cantante Fabiana Cantilo y que la reconocida Marilú Marini.
Berneri debutó en 2005 con “Un año sin amor”, filme con el que obtuvo más de 15 premios internacionales y le abrió camino en el mercado internacional.